Informes comentados
Informe
Autor del artículo original
V Sherman
Columnista Experto de SIIC
Institución:
Toronto Canadá

Rastreo de la Disfagia en Adultos con Accidente Cerebrovascular
Los resultados del presente estudio sugieren que la implementación de protocolos para el rastreo de la disfagia, poco después del accidente cerebrovascular en adultos, se asocia con beneficios sustanciales, en términos del riesgo de neumonía por aspiración, mortalidad y dependencia y de la duración de la internación.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/167326

Comentario
Autor del comentario
María Luz Gunturiz Albarracín 
Instituto Nacional de Salud, Dirección de Investigación en Salud Pública, Bogotá, Colombia


La Organización Mundial de la Salud1 define el acicdente cerebrovascular (ACV) como un síndrome clínico que consiste en signos de rápido desarrollo de trastornos neurológicos focales (o globales en caso de coma) de la función cerebral, que duran más de 24 horas o conducen a la muerte, sin una causa aparente que no sea una enfermedad vascular. El ACV es determinado como una enfermedad que afecta, de forma permanente o transitoria, las arterias que van hacia y fuera del cerebro, como resultado de la interrupción del flujo sanguíneo por oclusión o hemorragia.2
Entre el 75 y el 90% de los ACV son de tipo isquémico, que se producen por la oclusión de un vaso sanguíneo cerebral, y entre el 10 al 25% corresponden a
ACV hemorrágico, que son el producto de la rotura de un vaso y la consecuente extravasación de sangre hacia el parénquima cerebral o el espacio subaracnoideo.3,4
El ACV sigue siendo la segunda causa de mortalidad en el mundo y representa 6.6 millones de muertes al año. También es la tercera causa de discapacidad: más de 100 millones de personas en el mundo viven actualmente bajo el impacto de un ACV, que puede incluir una pérdida considerable de movilidad, cognición y comunicación, así como efectos negativos en la salud mental, la inclusión social y en los ingresos.5
Para países de ingresos medios y bajos, la prevalencia del ACV es mayor al 12.8% y se presenta principalmente en adultos de mediana y avanzada edad. En América Latina, la incidencia y prevalencia del ACV es variable, lo que refleja diferencias socioeconómicas y demográficas regionales (6) y, aunque los estudios epidemiológicos sobre el ACV en Latinoamérica son limitados, se calcula una incidencia que varía entre 35 y 183/10000 habitantes.7
El riesgo de presentar un ACV aumenta con la edad, y es mayor en personas de género masculino o con antecedentes familiares de esta patología. Sin embargo, hay una serie de factores de riesgo que son modificables, como hipertensión arterial, diabetes mellitus, tabaquismo, obesidad, sedentarismo, dislipidemia, entre otros.8
La gravedad del ACV no solo recae sobre la importancia de la patología en sí, sino en las posibles complicaciones que se pueden desarrollar a partir del mismo. Con respecto a los altos niveles de carga de enfermedad que se asocian al ACV, expresado en años de vida saludable perdidos (AVISA), se sabe que existen matices de índole económico y socioculturales que influyen en el impacto funcional de esta enfermedad y en su posterior recuperación.9 Es importante tener en cuenta que gran parte de esta carga de enfermedad se asocia directamente a la existencia y falta de control de factores de riesgo modificables.10
La disfagia se define como una alteración del proceso de la deglución que impide tragar alimentos de diferentes consistencias, ya sean sólidos, semisólidos o líquidos. Entre el 87% y el 91% de los pacientes que sufren disfagia tienen una causalidad neurológica, y aparece como complicación de los ACV entre el 29 y el 81% de los casos. Los pacientes que la sufren, la describen como una sensación de obstrucción o adherencia con el paso del alimento.11,12
La disfagia, se puede clasificar en 2 tipos dependiendo de la causa de la misma:11 disfagia mecánica que se debe a un bolo alimentación de gran tamaño o una estenosis del conducto deglutorio y disfagia motora caracterizada por su asociación con un componente neurológico, que se debe a la incapacidad de coordinación de los movimientos deglutorios, a la debilidad de las contracciones peristálticas o a una inhibición deglutoria alterada. Este último tipo de disfagia es la que generalmente presentan los pacientes a consecuencia de ACV debido a las alteraciones neurológicas sufridas a nivel cerebral. De cualquier forma, el grado de disfagia en el ACV va a depender de la zona afectada, así como la gravedad del daño.
La disfagia en el paciente con enfermedad cerebrovascular es un problema frecuente y es un marcador de mal pronóstico ya que, en comparación con los pacientes sin disfagia, aquellos que la presentan tienen incrementos significativos en las tasas de neumonía, desnutrición, deshidratación, tiempo de estancia hospitalaria, discapacidad, costos de la atención y mortalidad.13-16 Es de mencionar que los ACV con afectación del bulbo raquídeo y del tronco encefálico tienen un peor pronóstico, ya que afectan a la parte automática de la deglución.17
En este contexto, se hace relevante tener, como lo mencionan los autores del artículo comentado,18 protocolos de rastreo confiables y válidos que permitan identificar los enfermos con mayor riesgo de disfagia. Algunos autores19 han publicado que las pruebas de valoración para determinar el grado de disfagia del paciente deben de asegurar la alimentación mediante vía oral en caso de que esta sea posible, definir si es necesario la utilización de una dieta con un soporte nutricional determinado, y precisar si es necesario realizar una valoración más exhaustiva atendiendo al grado de disfagia. También se requiere que estas pruebas sean fáciles de utilizar, no suponer un riesgo para el paciente y tener una alta sensibilidad y especificidad. Más importante aún es que estas pruebas sean de fácil adquisición y acceso tanto para países de ingresos altos como para los de ingresos bajos y medios como son los países latinoamericanos en donde la prevalencia de ACV y disfagia asociada son preocupantes. Copyright © SIIC, 2023 Referencias bibliográficas
World Health Organization: Recommendations on Stroke prevention, diagnosis, and therapy: Report of the WHO Task Force on Stroke and other cerebrovascular disorders. Stroke; 1989; 20:1407-1431.
Hernández JaramilloJ, Rodríguez Duque LM, Gómez Patiño MC, Sánchez Gutiérrez MF. Factores pronósticos de la disfagia luego de un ataque cerebrovascular: una revisión y búsqueda sistemática. Revista Ciencias de la Salud. 2017; 15(1): 7-21. https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/revsalud/a.5371.
Avezum A, Costa-Filho FF, Pieri A, Martins SO, Marin-Neto JA. Stroke in Latin America: Burden of Disease and Opportunities for Prevention. Glob Heart. 2015;10(4):323-31.
Guzik A, Bushnell C. Stroke Epidemiology and Risk Factor Management. Continuum (Minneap Minn). 2017;23(1, Cerebrovascular Disease):15-39.
NCDalliance. https://ncdalliance.org/es/news-events/news/se-present%C3%B3-la-actualizaci%C3%B3n-de-actuar-sobre-el-accidente-cerebrovascular-y-las-ent-para-del-d%C3%ADa-mundial-del-accidente-cerebrovascular-2022. Acceso febrero 27 de 2023. Camargo EC, Bacheschi LA, Massaro AR. Stroke in Latin America. Neuroimaging Clin N Am. 2005;15(2):283-96, x.
Bejot Y, Daubail B, Giroud M. Epidemiology of stroke and transient ischemic attacks: Current knowledge and perspectives. Rev Neurol (Paris). 2016;172(1):59-68.
O’Donnell MJ, Xavier D, Liu L, et al.; INTERSTROKE investigators. Risk factors for ischaemic and intracerebral haemorrhagic stroke in 22 countries (the INTERSTROKE study): a case-control study. Lancet. 2010; 376:112–123. doi: 10.1016/S0140-6736(10)60834-3.
Torregosa MB, Sada R, Perez I. Dealing with stroke: Perspectives from stroke survivors and stroke caregivers from an underserved Hispanic community. Nurs Health Sci. 2018;20(3):361-9.
Pikija S, Trkulja V, Malojcic B, Mutzenbach JS, Sellner J. A High Burden of Ischemic Stroke in Regions of Eastern/Central Europe is Largely Due to Modifiable Risk Factors. Curr Neurovasc Res. 2015;12(4):341-52.
Dennis Kasper, Anthony Fauci, Stephen Hauser, Dan Longo, J. Larry Jameson, Joseph Loscalzo. Principios de Medicina interna. Vol 2. 19th ed. México, D.F: McGraw-Hill Interamericana Editores; 2016.
González R, Bevilacqua J. Disfagia en el paciente neurológico. Rev Hosp Clín Univ Chile 2009;20:252-262. Barbié Rubiera A, Marcos Plasencia L, Aguilera Martínez Y. Disfagia en paciente con enfermedad cerebrovascular. Actualización. Medisur 2009;7(1):36-44.
Smithard DG, Smeeton NC, Wolfe D. A long-term outcome after stroke: does dysphagia matter? Age Ageing 2007; 36:90-94. Foley NC, Martin RE, Salter KL, Teasell RW. A review of the relationship between dysphagia and malnutrition following stroke. J Rehabil Med 2009; 41:707-713.
Orozco-Benavides GA, Garrido-Barriga EF, Paredes-González VE. Disfagia en el Paciente con Enfermedad Cerebrovascular. Rev. Ecuat. Neurol. 2012; 21 (1-3): 96-101. Rodrigo Sanz Pérez. La disfagia tras un accidente cerebrovascular: cuidados de enfermería. Trabajo de fin de grado de enfermería. Universidad Autónoma de Madrid, España. 2018. https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/685177/sanz_perez_rodrigotfg.pdf?sequence=1&isAllowed=y Sherman V, Greco E, Martino R. The Benefit of Dysphagia Screening in Adult Patients With Stroke: A Meta-Analysis. J Am Heart Assoc. 2021 Jun 15;10(12):e018753. doi: 10.1161/JAHA.120.018753. Epub 2021 Jun 5.
Jiang J, Fu S, Wang W, Ma Y. Validity and reliability of swallowing screeningtools used by nurses for dysphagia: A systematic review. Tzu Chi Journal. 2016;28: 41-48.

Palabras Clave
rastreo de la disfagia, pacientes adultos, accidente cerebrovascular
Especialidades
MI.gif Ne.gif      EdM.gif En.gif Ep.gif G.gif Ge.gif OI.gif
ua81618